Predicando con Denuedo
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Efesios 6:18-19
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El Conflicto de los Siglos
Durante siglos, incontables generaciones de cristianos han predicado el mensaje del evangelio en circunstancias muy difíciles, cuidando el honor y la pureza de sus vidas. Todavía estamos enfrascados en la misma lucha.
La Fe Salvadora
Lo que da validez a nuestras vidas cristianas es la legitimidad de la fe que profesamos, no la magnitud de las victorias que obtengamos, las obras que hagamos o el conocimiento teológico que alcancemos.
Cuidemos a Nuestros Hermanos
Satanás quiere destruirnos, pero los creyentes nunca debemos ser piedra de tropiezo a otros. Aún teniendo opiniones discordantes, expresémosle respeto y comprensión amorosa respetando la obra del Espíritu en sus corazones.
Sobrevalorar a Satanás
No debemos vivir alucinados por la actividad diabólica, asumiendo la presencia de Satanás dondequiera. Solo Dios es omnipresente y todopoderoso. Es posible resistir al diablo con la fuerza de la fe.
El Enemigo Mayor
Satanás existe y también tiene sus servidores que asechan a los creyentes fieles. La promesa bíblica es que armados de la armadura de Dios podemos enfrentarle, y habiendo acabado todo, estar firmes.
La Fuerza del Poder de Dios
No podemos ignorar ni olvidar que en este mundo vamos a ser atacados constantemente y solo asidos al poder de Dios podremos triunfar.
Batalla Espíritual
Una vida realmente cristiana requiere coraje, decisión, humillación y renunciamiento. La única manera de obtener la victoria es aferrándonos a la cruz. El cristianismo no es una panacea, es una crucifixión.
Firmeza Necesaria
La vida abundante que Jesús prometió incluye aflicciones, persecución, luchas. También requiere decisiones que muchos prefieren obviar, como la negación de uno mismo y cargar una cruz.
Lucha Constante
Una lucha incesante que acompañará a todo seguidor de Jesús. La victoria dependerá de cómo enfrentemos cada batalla, no de que repitamos una frase mágica que, por el mero hecho de decirla, nos libera de cualquier conflicto.
Todos ante el Señor
Ante el juicio de Dios, solo los que están en Cristo serán perdonados. La gracia de Dios y la obra redentora de Cristo cubrirá por igual todos los pecados de quienes creyeron en él.