La alegría que se vivía en la familia de Henry, no tenía comparación con otra cosa, ellos estaban agradecidos a Dios al ver la alegría de sus amigos sentándose para compartir el pan, no solo entre ellos sino con los otros vecinos que estaban necesitados. Henry aprendió de sus hijos una gran lección: “mirar alrededor para ver las necesidades y ser de bendición para otros. La palabra de Dios nos dice: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. 2 corintios 9:9 Lo que hacemos por los pobres, lo hacemos por reverencia al Señor. Lo que damos a los pobres lo damos directamente a Dios.
La Felicidad que genera Dios
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