Si nos fijamos a nuestro alrededor, es obvio que no todas las personas y no todos los cristianos son iguales. Los dones de cada persona varían al igual que las habilidades que Dios da a cada uno. Pero todas las personas tienen una responsabilidad en común: usar lo que se les ha dado de manera correspondiente con el plan y propósito de Dios.
Ocúpense hasta que yo regrese (Parte 1)
Agregar a favoritos