Dios se manifiesta ante nosotros, de una manera en la que Él es el Padre Amado, que trae su calidez y gracia, pero a la vez existe una infinita distancia cualitativa entre Dios y el hombre por su gloria y poder que nos causa temor, respeto, y una sensación de ser “una minúscula mota de polvo en el universo”.
Marcando su presencia
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