Juntarse con Eclesiastés no es para nada agradable. Pero es necesario que lo escuchemos porque su mensaje desmantela nuestras ilusiones. Sus palabras son como un aguijón (una vara puntiaguda que se usaba para hacer que las ovejas vayan por el camino correcto). Hablan del constante paso del tiempo y el envejecimiento. Repiten una y otra vez el tema de la muerte, que no distingue entre seres humanos y animales. Nos recuerdan que la vida es impredecible. Como una broma de mal gusto, la vida no nos da garantías de que, cuando hagamos lo correcto, nos vaya a ir bien. ¿Qué se supone que hagamos con todo esto: el paso del tiempo, la muerte, el azar? Reconocer estas cosas no nos vuelve ateos ni agnósticos, sino que es el secreto para disfrutar la vida. Aceptar que no somos capaces de controlar todas las circunstancias de la vida es la receta mágica para disfrutar del presente. Llevar una vida justa, cumpliendo los mandamientos y temiendo al Señor es la forma más sabia de vivir. Un día, la justicia reinará, y el hevel, la niebla que cubre esta vida debajo del sol, se levantará.
¿Qué significa temer al Señor de acuerdo al libro de Eclesiastés?
Agregar a favoritos