Durante el cortejo, hombres y mujeres practican el arte del elogio con abandono. Pero demasiado seguido, la práctica de elogiar disminuye después del intercambio de los votos. Salomón y la Sulamita fueron expertos en el arte de la alabanza, notando las maneras en que cada uno sobresalía de los demás. Hay poder en la alabanza.
El lenguaje del amor (Parte 1)
Agregar a favoritos